La estabilidad en las tendencias electorales hace pensar que un buen número de gobiernos autonómicos llegarán a la campaña con el resultado abierto.
La concentración de procesos electorales que viviremos durante el año en el que entramos redefinirá por completo el contexto político de nuestro país. Ningún actor político quedará exento del ejercicio electoral que, a lo largo del año, desarrollará la sociedad española. La primera cita, el 28 de mayo de 2023, con elecciones municipales y autonómicas. Más de 8.000 municipios y 12 Comunidades Autónomas acuden a las urnas. En el caso de estas últimas, todas las autonomías con la excepción de Andalucía, Galicia, País Vasco, Cataluña y Castilla y León.
Es más que previsible que, en este primer round electoral de 2023, veamos procesos políticos de enorme relevancia.
Observaremos, en primer lugar, la desaparición casi definitiva de algunos actores políticos. Comprobaremos la consagración de las tendencias electorales que vienen demostrando coherencia en su trazabilidad de los últimos meses. Asistiremos a la aparición de alguna nueva formación política. Escucharemos la inevitable lectura de los resultados en clave nacional.
Empezando con el primero de esos procesos, la desaparición casi definitiva de algunos actores políticos será la primera conclusión relevante de mes de mayo. Ciudadanos, partido que hace no muchos años, llegó a alcanzar más de 4 millones de votos, a ser primera fuerza en Cataluña y a tener representación en todos los parlamentos regionales y en todas las capitales de provincia, quedará prácticamente fuera los ayuntamientos y de las instituciones autonómicas. A pesar de los esfuerzos que sus actuales dirigentes están realizando para revitalizar el proyecto naranja, todas las señales demoscópicas indican que su ciclo está terminado. El proceso de reconfiguración del electorado liberal y conservador, reagrupado alrededor de la figura de Alberto Núñez Feijoo y del Partido Popular, está resultando sólido en todas las tendencias electorales que observamos. Es altamente probable que, en Mayo, lo veamos completado.
En segundo lugar, Unidas Podemos, marca política que fue capaz de ordenar todo el espacio político a la izquierda del PSOE en una concentración electoral, inédita en nuestra democracia, que superó los 5 millones de votos en 2016. 6 años después, atraviesa sus horas más difíciles. Tendrá muy complicado presentar listas en todos los municipios en los que estuvo presente en anteriores elecciones municipales y no interpelará al conjunto del electorado que, en otro tiempo, supo agrupar alrededor de un mismo proyecto político. No tendrá resueltas las dudas de la participación de sus principales dirigentes dentro de “Sumar”, el proyecto que lidera Yolanda Díaz. Proyecto que, a su vez, no formará parte de la batalla autonómica y municipal. Asistimos a un proceso de reconfiguración de espacios en todo lo que se sitúa a la izquierda del Partido Socialista. Proceso que no llegará a tiempo de esta primera cita electoral. El ciclo de Podemos, tal y como lo conocimos, encontrará en estas elecciones un punto relevante de sus últimos capítulos. A partir del 28 de mayo, comenzará un tiempo nuevo para la izquierda española, con nuevas dinámicas, nuevas energías, proyectos y liderazgos.
La estabilidad en las tendencias electorales hace pensar que un buen número de gobiernos autonómicos llegarán a la campaña con el resultado abierto. Los únicos gobiernos de izquierdas que, en función de las tendencias, tienen altamente aseguradas su continuidad son los de Asturias, Navarra, Extremadura y quizá Castilla la Mancha. La probabilidad no es tan alta en el resto de las comunidades autónomas. Por el contrario, no detectamos señales demoscópicas de que haya gobiernos autonómicos de carácter conservador que corran peligro.
En cuanto a las grandes ciudades, Barcelona asistirá a la competición por la izquierda entre la actual alcaldesa, Ada Colau, y el candidato del PSC, Jaume Collboni. Nada hace prever que, más allá de eso, el ayuntamiento vaya a perder un gobierno conformado entre las dos formaciones que lideran. En cuanto a Madrid, José Luis Martínez Almeida, tendrá una campaña intensa y difícil, pero, hasta la fecha, ninguna tendencia demoscópica detecta que pueda perder la alcaldía.
El domingo 28 de mayo podremos comprobar la fuerza del tercero de los procesos relevantes de estas elecciones; la fuerza con la que nace la confederación de partidos de la plataforma “España Vaciada”. Animados por la exitosa experiencia electoral de “Teruel Existe”, la plataforma de partidos provinciales aspira a jugar un papel relevante en otras comunidades autónomas. Es probable que lo consiga. Y que encuentre, en estas elecciones de mayo, el impulso definitivo para su salto al Congreso de los Diputados en las Elecciones Generales, en las que no podemos descartar que alcance el número de escaños necesario para configurarse con grupo parlamentario propio.
Serán múltiples las voces que se apresuren a anticipar el comportamiento electoral de la sociedad española de diciembre de 2023, cuando parece probable que se celebren las Elecciones Generales, a partir de la cita de mayo. Lo cierto es que siempre resulta tentador proyectar unos resultados en otros. Conviene no olvidar que, en el contexto en el que nos encontramos, 6 meses puede ser mucho tiempo, que las fortalezas y debilidades que algunas formaciones políticas tienen en el nivel autonómico se invierten en el nacional, que las alianzas desplegadas por unos y por otros suman en las instituciones, pero pueden restar en las urnas y que, la sociedad española tras estos 40 años de democracia, cada vez distingue y discrimina más en las distintas convocatorias electorales a las que es convocada.
Entre tanto, llegamos a los últimos días de 2022 con una foto demoscópica nacional -la que nace de los análisis serios y solventes- con el Partido Popular de Alberto Núñez Feijoo en primera posición, con proyecciones estables desde hace varios meses de alcanzar la mayoría necesaria para formar gobierno con los votos de VOX, la formación liderada por Santiago Abascal.
Todo, a partir de un ligero retroceso del PSOE y una duda razonable sobre la configuración definitiva de Sumar, el proyecto dirigido por Yolanda Díaz. Si las Elecciones Generales se celebraran este mismo mes de diciembre, la demoscopia nos dice que se produciría un cambio de gobierno. Sin embargo, un año es mucho tiempo. Mucho más, en un contexto global como el actual, donde una guerra está resultando determinante en el comportamiento de la economía y, por tanto, de la política. Queda mucho tiempo en un país que, en estos últimos años, ha asistido a la consagración de una actividad política ultra acelerada y eléctrica, que produce más actividad de la que es capaz de asentar.
Así nos espera 2023. Con casi todas las elecciones posibles. Con la apariencia de que un tiempo nuevo empieza a abrirse en España.