No es fácil ir a contracorriente. No es fácil apostar cuando nadie cree en ti, ni es fácil ponerle color a un barrio cuando todo el mundo lo ve gris.
Pero que no sea fácil, nunca ha sido un impedimento a nada en la vida de Emilio Fernández “Caracafé”, ilustre y respetado personaje de las Tres Mil Viviendas de Sevilla.
Desde pequeño peleó por conseguir aquello que soñaba y en lo que creía. Comenzó con una guitarra con tan solo 7 años y, con ella bajo el brazo, fue llenando de acordes el resto de sueños: tocar con los más grandes, grabar discos y rodar películas. Pero le faltaba uno, el más importante y que marcaría de verdad el rumbo de su vida y la de su gente: llenar de oportunidades el barrio de las Tres Mil y cambiar el futuro de toda una generación.
Cargado de disciplina, constancia y corazón se empeñó en demostrarles, a ellos y al mundo, de lo que eran capaces y lo lejos que podían llegar con tan solo creer en ellos. Emilio es de esas personas que se pintan la cara color esperanza y le echan un pulso al futuro con el corazón.
Y así, un día, en la puerta de su casa, empezó a reunir a niños para enseñarles flamenco y apartarlos de la calle. Emilio no quería “ná pa” él. Pero quería, y quiere, “tó pa” sus niños.
Y como Emilio solo sueña a lo grande, la puerta de casa enseguida se le quedó pequeña y creó la Fundación Alalá, donde a día de hoy, más de trescientos niños son buenas personas, aprenden flamenco, hacen deporte y van a la universidad. Y como dice Emilio: “eso sí que es lo más grande”.