En la actualidad, los datos empresariales son gestionados y almacenados cada vez con mayor frecuencia por tecnologías de la información (TI). La presión para mejorar la eficiencia y la integración de las cadenas de suministro ha llevado a muchas organizaciones a depender en gran medida de estos sistemas para respaldar sus procesos de negocio. Además, confían en los controles automatizados para detectar y prevenir anomalías, incluyendo fraudes.
Si bien la tecnología ha facilitado la disponibilidad de datos estructurados para su posterior análisis, muchas organizaciones no están aprovechando este avance para realizar un seguimiento proactivo de los datos empresariales y generar indicadores de inteligencia preventiva.
Reinventar la gestión del riesgo
El análisis y la ciencia de datos pueden ayudar a las empresas a responder ante regulaciones y litigios, así como en la detección e investigación de violaciones de datos, fraudes, desperdicio, incumplimientos y cibercrímenes, entre otros casos.
Las compañías deben implementar herramientas de inteligencia para comprender los patrones y riesgos específicos, y así desarrollar métricas para prevenir y detectar anomalías e incumplimientos. Esto les permitirá tener una capacidad dinámica para prevenir y enfocarse en sus áreas de riesgo efectivas. Se trata de dirigir los esfuerzos donde más importan y mejorar los resultados.
Además de reducir la carga de trabajo operativa en la gestión de casos, las herramientas de análisis de datos tecnológicos ayudan a las organizaciones a identificar brechas en sus programas de cumplimiento y en sus controles internos; por ejemplo, los equipos de cumplimiento están aprovechando el análisis avanzado en diversos casos de uso para prevenir delitos internos, como el enriquecimiento del proceso de conocimiento del cliente y la gestión de conflictos de interés, lo que permite mejorar la supervisión de la actividad transaccional.