Elaño 1907 se ha aceptado como el nacimiento de la profesión contable en México ya que, en ese momento, se expidió el primer título de Contador en nuestro país. La primera agrupación de contadores fue la Asociación de Contadores Titulados, creada el 11 de septiembre de 1917 en la Ciudad de México; y el 6 de octubre de 1923 se constituyó el Instituto de Contadores Públicos Titulados de México (ICPTM). Es por esa razón que en este 2023 celebramos los 100 años de la Contaduría Pública organizada en México.
En la Asamblea Extraordinaria de Socios del ICPTM, celebrada el 12 de septiembre de 1955, se aprobaron nuevos estatutos y un nuevo Reglamento de Ética Profesional. A partir de esa fecha, la denominación del Instituto de Contadores Públicos Titulados de México se cambió a Instituto Mexicano de Contadores Públicos, Fundado en 1923. El cambio tuvo como propósito lograr una organización de carácter nacional para incorporar a los institutos regionales de contadores públicos de reconocido prestigio, además de establecer una sección de pasantes, de acuerdo con los nuevos estatutos.
En 1964 se iniciaron los estudios formales para convertir al Instituto Mexicano de Contadores Públicos, Fundado en 1923, en un organismo de alcance nacional que representara a todos los miembros de la profesión. En 1965 se modificaron los estatutos del Instituto y 12 años después, durante la presidencia de don Gabriel Mancera Aguayo, se convirtió oficialmente en el Instituto Mexicano de Contadores Públicos, A.C., Federación de Colegios de Profesionistas (IMCP).
Este es un breve repaso de la historia de nuestra profesión, misma que no debemos olvidar pues representa la lucha de un grupo de contadores públicos visionarios que trabajaron para lograr lo que actualmente somos: un gremio unido en un solo organismo de gran prestigio al que debemos conservar y engrandecer.
La relación de Mancera S.C. (EY) y el IMCP
Este vínculo comenzó incluso antes de la fundación en 1934 de la firma Mancera Hermanos y Cía., S.C., por los contadores públicos don Rafael y don Alfredo Mancera Ortiz. Desde sus inicios, ambos participaron de manera entusiasta en la creación del organismo que hoy nos representa. Don Rafael fue Secretario del primer Consejo Directivo del ICPTM, hasta llegar a presidirlo en dos periodos diferentes —de 1929 a 1930 y de 1959 a 1961—, ya como Instituto Mexicano de Contadores Públicos, A.C.
En 1955, nuestra firma —en ese entonces Mancera Hermanos y Cía., S.C.— concluyó con éxito las negociaciones para representar en México a una de las firmas de contadores públicos de más prestigio en los Estados Unidos: Arthur Young & Company (AY), integrante de las llamadas Big Eight. En 1989, Arthur Young y Ernst & Whinney llegan a un acuerdo para fusionar sus prácticas en los Estados Unidos y a nivel internacional y formar Ernst & Young (EY). En 1991, Mancera S.C. se convierte en el representante en México de Ernst & Young (EY).
Los socios de EY que han presidido nuestro Instituto
Después de don Rafael Mancera Ortiz, siete socios han sido presidentes. Por orden de antigüedad: 1) don Gabriel Mancera Aguayo (1975-1977), 2) don Víctor Aguilar Villalobos (1984-1985), 3) don Alberto Tiburcio Celorio (1994-1995), 4) don Luis Celhay López (1999-2000), 5) don Antonio Flores Fernández (2003-2004), 6) don Carlos Cárdenas Guzmán (2012-2013) y 7) don José Luis García Ramírez (2016-2017). Los socios de Mancera, S.C. (EY) han hecho aportaciones de gran valor para el desarrollo de nuestra profesión. Basta recordar las contribuciones de EY México y sus socios en la normatividad contable para el reconocimiento de los efectos de la inflación en la información financiera.
Mi presidencia en el IMCP 1999-2000
En 1999 tuve la fortuna de ser electo Presidente del Comité Ejecutivo Nacional de nuestro Instituto para el periodo 1999-2000. El milenio estaba por iniciar y la incertidumbre debido a los sistemas de cómputo con motivo del denominado Problema del Año 2000, provocaba una gran preocupación principalmente en las empresas de la iniciativa privada. La banca nacional estaba inmersa en una profunda crisis y las medidas tomadas hasta esa fecha para fortalecerla parecían insuficientes. La Ley de Quiebras y Suspensión de Pagos estaba pendiente de aprobación por el Congreso y, por si fuera poco, en el año 2000 tendríamos que elegir un nuevo presidente de la república. En el ámbito internacional el cambio también marcaba la pauta: pensábamos que la globalización podría trastocar nuestra forma de vida, el comercio electrónico —que ya era una realidad— aún era incipiente y causaba temor.
En nuestro fuero particular, los organismos internacionales a los que pertenecíamos, como la Federación Internacional de Contadores (IFAC, por sus siglas en inglés) y el Comité de Normas Internacionales de Contabilidad (IASC, por sus siglas en inglés) atravesaban profundos procesos de cambio que seguramente tendrían efecto en nuestra profesión y en nuestro Instituto. Ante este panorama, supe que mi trabajo como Presidente consistiría en continuar y acrecentar los esfuerzos de presidentes y comités ejecutivos nacionales anteriores. Para iniciar o consolidar los cambios se requeriría trabajar en forma coordinada con los más de 50 Colegios federados, para que nuestra profesión continuara siendo ejemplo de organización y servicio a nuestros socios.
Una gestión basada en la solidaridad
En los últimos meses de 1999 tuve acceso a una serie de información del International Accounting Standards Committee (IASC), que me permitió conocer con mayor detalle el alcance y avance de los cambios internacionales que se avecinaban y que, sin duda, afectarían a nuestra profesión en México. De la lectura de esa información me enteré que el IASC había formado un Grupo de Trabajo de Estrategia (Strategy Working Party), al que se le había encargado recomendar la nueva estrategia y estructura que debería adoptar una vez completado el programa de trabajo acordado con International Organization of Securities Commissions (IOSCO).
En esa época, nuestro Instituto contaba con un representante en el Consejo; sin embargo, grande fue mi sorpresa al enterarme que no formaba parte de la Comisión de Principios de Contabilidad ni reportaba a la Vicepresidencia de Legislación del IMCP. Con ese motivo, decidí reunirme con él para conversar sobre su representación. Revisamos ampliamente su obligación de comunicar al Instituto el resultado de sus actividades en el IASC y acordamos que se integraría a la Comisión de Principios de Contabilidad e informaría a la Vicepresidencia de Legislación y al Presidente de la Comisión sobre los avances de los diferentes proyectos del IASC y su participación en los mismos. Esto resultó un éxito, tanto para su desarrollo personal en la Comisión como en el Instituto, tan fue así que años más tarde no solo presidió la CPC, sino también el Instituto Mexicano de Contadores Públicos.
Construcción del Patronato para la Investigación y Desarrollo de Normas de Información Financiera
Los cambios que planeaba el IASC estaban contenidos en el documento Recomendations on Shaping IASC for the Future, del Strategy Working Party. Leí con mucho interés y con sorpresa advertí que con la nueva estructura no tendríamos participación directa en la selección de los temas que tratarían las normas contables ni participaríamos en su desarrollo y aprobación inicial, como sucedía hasta ese momento. Tampoco estábamos nominados entre los seis Trustees de América del Norte, cuyas responsabilidades incluían la selección de los integrantes del Board que desarrollaría las normas contables (IFRS actuales), el supervisar las actividades del IASC, así como la captación de recursos para financiar sus operaciones. De los países latinoamericanos solo Brasil había sido considerado en la nueva estructura, nuestro país no aparecía.
Por otra parte, desde hacía algunos años, el IMCP era presionado por diversas asociaciones de profesionistas y por las autoridades regulatorias que pretendían tomar el liderazgo en la emisión de los principios de contabilidad generalmente aceptados. Nuestras principales preocupaciones eran que las otras organizaciones de profesionistas y el propio gobierno federal no contaban con la experiencia y los conocimientos técnicos que se requerían para emitir normas contables.
Los cambios en el entorno internacional y las presiones para el Instituto en el país, me hicieron pensar que quizás la forma de enfrentarlos sería creando un organismo, fuera del IMCP, con una estructura similar a la del nuevo organismo internacional. Con esto en mente, en marzo de 2000 presenté el documento Patronato para la Investigación y Desarrollo de Normas de Información Financiera.
A partir del 1 de junio de 2004, el organismo que finalmente se denominó Consejo Mexicano para la investigación y Desarrollo de Normas de Información Financiera (CINIF) asumió la función y responsabilidad de la emisión de la normatividad contable en México. En pocas palabras, puedo afirmar que el proyecto para la creación de un organismo o patronato para la investigación y el desarrollo de normas de información financiera ayudó, sin duda, a construir un mejor mundo de negocios.
El CINIF, que nació de un proyecto generado en el IMCP, ha hecho grandes contribuciones a la contaduría pública mexicana, a la comunidad de negocios y el gobierno, lo que nos ha permitido armonizar nuestras Normas de Información Financiera (NIF) emitidas por el CINIF y antes por la CPC, con las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) del IASB. Como es fácil inferir, el proyecto Patronato para la Investigación y Desarrollo de Normas de Información Financiera representó no solo el mayor desafío, sino también un timbre de orgullo para el Comité Ejecutivo Nacional 1999-2000 del IMCP, que tuve el honor de presidir.
Cómo impulsar el desarrollo futuro de nuestra profesión
No cabe duda de que el desarrollo futuro de nuestra profesión requiere cada vez más especialización y una buena preparación técnica que nos permita desempeñar el encargo que nos hemos asignado como asesores de negocios. Debemos participar activamente en escuelas y universidades que ofrezcan la carrera de contaduría pública, pero no solo impartiendo cátedra sino participando en el diseño de los planes de estudio. Esto ayudará a mantener el posicionamiento de nuestro IMCP como la gran institución que heredamos de nuestros maestros y que hemos sabido conservar y engrandecer por más de 100 años.
C.P.C. Luis Celhay
Fue Presidente del IMCP de 1999 al 2000. Actualmente es socio jubilado de la firma Mancera S.C. (EY) donde ocupó varias posiciones, siendo su último cargo el de Socio Director de la práctica de Auditoría, así como miembro del Comité Directivo.
Agosto de 2023
