La movilidad tradicional está viviendo una era de innovación disruptiva. Las expectativas de los consumidores, el regreso a las actividades sociales, la preocupación por el medioambiente y las tecnologías emergentes están dando forma a un nuevo ecosistema. Al mismo tiempo, los gobiernos y reguladores han iniciado esfuerzos para gestionar la contaminación y mejorar el transito dentro de las ciudades; obligando a fabricantes, operadores y concesionarios a realizar modificaciones a una velocidad sin precedentes y diseñar modelos de negocio que requieren culturas y prácticas completamente revolucionarias.
Para comprender mejor el impacto de estas olas transformadoras, retomamos los datos de la nueva edición del EY Mobility Consumer Index (MCI) e identificamos cuatro factores que están trazando el rumbo de la movilidad en México.
1.- Fuerte demanda de autómoviles
La encuesta indica que, en nuestro país, la intención de compra de automóviles para los próximos dos años se ubica en 64%, con 52% de los consumidores potenciales interesados en adquirir un auto nuevo y 12% un auto usado. Esto refleja un ligero descenso del 2% con respecto a las cifras de 2022, pero coloca a México como el tercer mercado a nivel global con mayor intención de compra.
Otro hallazgo significativo indica que el 48% de los mexicanos se inclinan por los modelos sedán, 19% por los SUV, 12% por los hatchbacks, 14% están interesados en pick-ups, 4% prefieren otros no especificados y 3% no están seguros.
2.- Una movilidad impulsada por la interacción
El estudio reportó un aumento en el uso de todos los medios de transporte —excepto el uso compartido o el alquiler de autos— en los desplazamientos no relacionados con el trabajo o los estudios. También hubo un aumento en el uso del transporte público; sin embargo, al referirnos específicamente al desplazamiento relacionado con el trabajo o los estudios, el transporte personal aumentó, a diferencia del transporte público o compartido.
Para poner en perspectiva, el 20% de los encuestados en México indicó que trabaja a distancia de tres a cuatro veces a la semana, mientras que el 23% lo hace de una a dos veces por semana, lo que demuestra que el modelo híbrido llegó para quedarse. El regreso a las actividades sociales —derivado de un mejor control de la pandemia— se ha reflejado en un aumento de los viajes no relacionados con trabajo o estudios, siendo los vehículos personales de cuatro ruedas los más utilizados para estas diligencias (81%) y para trasladarse al trabajo o la escuela (86%).
3.- Transporte público y movilidad compartida
En México, el tiempo y las distancias de desplazamiento siguen aumentando. El uso del transporte público relacionado con trabajo o estudios registró un 39% y el no relacionado con estas actividades alcanzó 46%. Asimismo, la movilidad compartida marcó un 52% en viajes relacionados con el trabajo o estudio y 53% en los traslados no relacionados con este tipo de actividades.
En el caso particular del transporte público, es importante destacar que los ecosistemas han comenzado a integrar una gama de actores cada vez mayor, desde los proveedores y los gobiernos locales y nacionales, hasta los empresarios y los integradores de sistemas. De cara al futuro, el diálogo entre estos jugadores debe ser tan fluido como las infraestructuras que pretenden crear.
4.- El automóvil como centro de experiencias
La conducción se está preparando para una transformación radical. Los nuevos modelos de propiedad de vehículos y el creciente interés de las personas por los sistemas de propulsión alternativos están generando nuevos escenarios de demanda. No podemos dejar de mencionar que el apetito por vehículos con alguna tecnología sustentable o eléctrica está creciendo en México, lo que plantea desafíos y oportunidades para fabricantes y concesionarios.
Sin duda, estas tendencias seguirán cambiando drásticamente los hábitos de movilidad de las personas, con decisiones marcadas por el repunte en la demanda de automóviles, los traslados por trabajo, las condiciones del transporte público y la preocupación por la sostenibilidad.