Socio de EY destacó en qué casos es importante la presencialidad
El trabajo híbrido (combinación de teletrabajo con presencialidad) “es una revolución, un cambio sin vuelta atrás”, particularmente en los puestos de trabajo relacionados con servicios y backoffice, cuyo manejo tras la pandemia debe ser “flexible” y producto de una “negociación sana” entre las partes, afirmó Martín Villarmarzo, socio de Assurance de EY Uruguay, al realizar un análisis del mercado laboral.
Villarmarzo advirtió, sin embargo, que la presencialidad mantiene un valor clave en la transmisión de conocimientos dentro de las empresas y en la verificación de la calidad de sus productos. Además, señaló que posiblemente con la inteligencia artificial algunos puestos de trabajo dejarán de existir, pero naturalmente se crearán otros. “Para trascender en esta nueva realidad deberíamos agregar valor a la tarea, más allá de donde se cumpla”, agregó.
La firma EY, denominación abreviada de Ernst & Young, está presente en Uruguay desde 1947. Es una de las Big Four internacionales en auditoría, impuestos y consultoría. En el país ofrece esas líneas de servicios tradicionales, pero en consonancia con los nuevos requerimientos del mercado actúa también en campos más innovadores como análisis de datos, automatización y mejora de procesos y valuación de empresas. En estos años, Villarmarzo estuvo directamente vinculado a acciones de reclutamiento de personal, por lo cual es un observador atento de la evolución del mercado laboral pre y post pandemia. Este es un resumen de la entrevista:
—¿Qué cambios dejó la pandemia en el funcionamiento laboral de las empresas? ¿Cuál es la realidad actual del trabajo remoto/presencial?
La pandemia nos trajo de golpe una nueva realidad. El mundo tuvo que adaptarse rápidamente y los empleados se fueron mayormente a trabajar desde sus casas, salvo quienes debían intervenir de manera imprescindible en los procesos de producción, dar servicios esenciales (salud, por ejemplo), o aquellos que no tenían otra forma de subsistir que seguir abriendo sus comercios cada día. Ocurrió también en nuestra empresa: la orden internacional fue priorizar el cuidado de la salud, por lo cual empezamos a trabajar en forma remota apenas fue decretada la pandemia mundial. La pandemia le dio la excusa al mundo para masificar el home office, porque los recursos estaban, pero nadie se animaba a dar el último paso. Y todos los que pudieron hacerlo, lo instauraron.
—¿Y qué ocurrió cuando terminó la pandemia?
—Fue otro tema, no menor. ¿Cómo se le decía a la gente que era hora de volver a la oficina, cuando habían iniciado una forma cómoda de trabajar desde la casa? Había varias posibilidades: volver a la completa presencialidad, establecer un híbrido, con trabajo presencial ciertos días y remoto otros; o usarlo con flexibilidad, dar la posibilidad de elegir el momento del trabajo remoto (por ejemplo, si se enferma uno de nuestros hijos).
En esa negociación se encuentran ahora las empresas. Es también un tema de oferta y demanda: qué es lo que la gente quiere y qué están dispuestas las empresas a ofrecer, esas mismas empresas que pasan a competir entre sí por ofrecer más ventajas a sus empleados. La flexibilidad es una ventaja en ese sentido. Incluso, este nuevo contexto permite encontrar empleo en el exterior, trabajando en forma remota, algo que antes era impensado para muchas personas. Es una revolución, un cambio sin vuelta atrás.
—¿Eso significó un cambio en el mundo de los negocios?
—Los negocios se vieron afectados de diferente forma, incluso más allá de que la gente trabajara en su casa, o en una oficina y de si eso se reflejaba en la productividad. Concretamente, en los primeros meses el consumo cambió, porque con la pandemia había menos gente en la calle. Algunas industrias se vieron perjudicadas con ello, pero increíblemente otras tuvieron récords de ventas. Por otro lado, un punto importante que debieron priorizar las empresas fue la calidad del trabajo. Por ejemplo, en todos los rubros existen determinados controles que se tuvieron que seguir haciendo en forma presencial y en esos casos, una eventual falta de presencialidad hubiera afectado el producto final. Con respecto a los servicios y tareas de backoffice, cuando se trabaja en equipo, hay cosas que fluyen en la presencialidad y que no ocurren si se trabaja solamente desde la casa. Por ejemplo, la gente de más experiencia que transmite conocimientos y formas de resolver situaciones a las nuevas generaciones. De alguna forma, sucede lo mismo que cuando se estudia: quien asiste a clase presencialmente, interactúa con los docentes y compañeros, va a tener ventajas sobre quienes estudian únicamente con apuntes desde su casa.
—¿Qué pasa con el reclutamiento de personal? ¿Se adaptó a la nueva realidad?
—Las empresas tienen que adaptarse a lo que el mercado les pide. Las nuevas generaciones ven la rotación como algo normal, no se piensa necesariamente en hacer carrera muchos años en una misma empresa, sino que se buscan otras cosas, darse ciertos gustos o “vivir el ahora”. Si las empresas quieren retener el talento tienen que ofrecer condiciones que se adapten a esas expectativas. Otra situación que se vio en pandemia: históricamente, mucha gente viene desde el interior a estudiar y trabajar en Montevideo, y su familia hace el esfuerzo de mantener dos casas. Con la pandemia, muchas personas pudieron regresar y trabajar y estudiar desde su ciudad, rodeados de su familia y amigos, y seguramente es un valor agregado que no cambiarían únicamente por dinero.
Por otro lado, el reclutamiento ahora dispone de datos más transparentes del mercado. Linkedin es hoy por hoy un directorio abierto. El perfil de las personas es accesible a las empresas sin costo alguno. Anteriormente, la búsqueda laboral sucedía al revés. Había que presentarse a un puesto, llevar el CV, ser evaluado y al final, si uno era seleccionado, le hacían una oferta concreta. Ahora el mercado cambió, los recursos humanos están visibles y las empresas salen a buscarlos.
—¿Cómo se transmite el conocimiento en las empresas si la presencia en la oficina está limitada?
A mi entender, este es un punto clave. Más allá de si la presencialidad es esencial o no para algunas cosas, es muy importante para transmitir experiencias y conocimientos. Y eso se adquiere interactuando con otra gente. Con compañeros, con clientes, con proveedores. No es lo mismo sentarte al lado de una persona que nos va a ayudar a entender como avanzar con una tarea, que interactuar por mail, o hasta en una videollamada (donde, en ocasiones, no se encienden las cámaras). Por eso las nuevas generaciones deben tener la mente abierta a que la presencialidad es importante.
Incluso, en muchas situaciones, las habilidades blandas son más relevantes que poseer exclusivamente conocimientos teóricos. Me refiero a la capacidad para transmitir ”know how”, para conciliar dos posiciones distintas, las habilidades comerciales, el trato con la gente, la capacidad de entender los problemas en una empresa y cómo solucionarlos. No se trata apenas de contar con un perfil técnico, porque siempre se trabaja e interactúa con personas, y a su vez es necesario mantenerla motivada, interesada.
—Todos estos cambios, ¿implican riesgos para las empresas y sus negocios? ¿Afectan la calidad de los productos?
—En todos los trabajos existen responsabilidades y riesgos que hay que cubrir. En nuestra opinión, la calidad es un aspecto relevante y la presencialidad ayuda en muchos aspectos a minimizar esos riesgos. En mi caso, prefiero leer un informe en papel que en una pantalla. Omitir o relativizar procedimientos que apuntan al cuidado de la calidad es riesgoso.
—¿Cómo se puede regular la nueva situación para beneficio de todas las partes?
—No es sencillo ir hacia una regulación formal del trabajo remoto, porque existe una infinidad de casos diferentes según la empresa y su rubro. La mejor solución, a mi entender, es que lo decida la oferta y la demanda. Lo saludable es una negociación pensando en el “ganar-ganar” de todos los actores del mercado.
—La expansión de la inteligencia artificial y la automatización, ¿pone en riesgo puestos laborales?
—Estas innovaciones posiblemente transformen puestos de trabajo; algunos van a ser automatizados, pero también van a surgir otros nuevos. Todo será dinámico, con una evolución cada vez más rápida que debe seguirse con mucha atención.
—En ese escenario, ¿cómo seguir agregando valor a lo que se produce?
Para trascender en esta nueva realidad deberíamos agregar valor a la tarea, más allá de donde se cumpla.
Si la tarea es algo repetitivo que puede hacer una máquina, ese puesto posiblemente va a ser reemplazable. Pero, todavía hay cosas que un software no va a lograr hacer, porque no tienen el “corazón” de una persona.
Acerca de Martín Villarmarzo
Martín es Contador Público, con título obtenido en la Universidad Católica del Uruguay en 2004. Ingresó a EY Uruguay en el año 2001. A partir del 1ro. de julio de 2022 es Socio de Assurance de la firma.
A partir de su vinculación a EY ha conducido auditorías de estados financieros de distinto alcance (auditorías completas, revisiones limitadas, compilaciones, revisiones de calidad, etc.) en empresas de diverso tamaño y ramas de actividad.
Tiene actividad académica como docente de la Universidad de Montevideo en el Master de Contabilidad y Técnica Tributaria.
Por otra parte, hasta el año 2014 se desempeñó como docente en las materias de Grado Auditoría I y II. Es además instructor de cursos de capacitación internos y externos en EY Uruguay.
Martín tiene particular interés en los deportes en general, la lectura y la música.