Una región resiliente
Durante los últimos dos años el panorama político, económico y social de la región ha cambiado, a partir de las consecuencias surgidas por la pandemia del COVID – 19.
En medio de los esfuerzos por atender la situación y funcionar con normalidad, la paralización de diversos sectores a lo interno y externo de los países, ocasionó la grave inestabilidad en la oferta y demanda de bienes y servicios a nivel regional. Durante el pico de la pandemia, se estima que la región de Centroamérica, Panamá y República Dominicana, perdió más de cinco millones de empleos, equivalente al 8% de su población total y casi 18% de la Población Económicamente Activa, de acuerdo con información de la OIT en 2021.
Las restricciones a la movilidad y el paro de actividades no esenciales, establecidas para evitar la propagación del Coronavirus, tuvieron un impacto histórico en el mercado laboral de una región que antes de la crisis ya presentaba señales de vulnerabilidad, como alta informalidad, y baja penetración del teletrabajo.
Sin embargo, desde el inicio de la pandemia, el desempeño de las economías de América Central, Panamá y la República Dominicana (CAPRD) ha estado entre los mejores de América Latina. Para el año 2021, donde solo el PIB de Panamá no había superado los niveles registrados antes de la pandemia.
Esta sólida recuperación se debió en parte a la forma en que respondieron las autoridades, con políticas rápidas, integrales y, en muchos casos, sin precedentes, tales como recortes históricos de las tasas de política monetaria para estimular la actividad económica y una marcada ampliación del gasto en asistencia social y salud. A la recuperación también han contribuido factores externos, como la recuperación en Estados Unidos, dado el grado relativamente alto de apertura de la región y su dependencia de las remesas.
Justo cuando la recuperación estaba empezando a afianzarse en 2022, la región ahora se ve afectada por las ramificaciones mundiales de la guerra en Ucrania, más concretamente a través de las subidas de los precios de los combustibles y los alimentos. Una vez más, las autoridades han respondido con medidas de gasto e impuestos para proteger la incipiente recuperación y brindar apoyo a la población, en particular a los más vulnerables.
Se proyecta que estos múltiples shocks tendrán secuelas duraderas en el nivel del PIB de la región. La mella en el PIB es menor de lo proyectado, pero mayor que en las economías avanzadas.
Fuente: Desarrollo de Negocios EY Central America | Fondo Monetario Internacional.