El Cronista | Entrevista especial a Gustavo Consoli, Socio de Impuestos de EY Argentina.
En los últimos tiempos los fiscos han incrementado la utilización de la información que obtienen de los contribuyentes y han comenzado a intensificar el cruzamiento de la misma para controlar y/o aumentar la recaudación. Esos avances en contra de la evasión no son solo locales sino también de los demás países de la región y también a nivel global.
Se utilizan distintos métodos para obtener la información, aunque el más importante y significativo surge de la implementación del régimen de factura electrónica. En efecto, la información obtenida de la facturación está permitiendo a las autoridades fiscales enviar una liquidación proforma de determinados impuestos (por ejemplo, el IVA).
Consecuentemente, el paradigma de las actividades de cumplimiento fiscal y sus procesos relacionados está cambiando y obliga a los contribuyentes a controlar si esas liquidaciones proforma son correctas o necesitan ajustes, por lo que los sectores de Impuestos de las compañías deben contar con información completa y precisa de las transacciones y, en particular, de los comprobantes respaldatorios emitidos y recibidos.
Cabe advertir que ello no es una tarea fácil para las medianas y grandes compañías con volúmenes de comprobantes significativos y en adición, con distintos formatos y procesos.
Es así, que la obtención de la información que se genera al momento de concreción de las transacciones se convierte en algo primordial y es allí donde, a nuestro juicio, comienzan a presentarse las dificultades para los contribuyentes.
En efecto, la factura digital implementada en nuestro país constituye una factura que es "electrónica" solo para el Fisco. En este sentido, las facturas de compras que recibe el contribuyente deben ser procesadas para su correcto cómputo en la mayoría de los casos en forma manual y en algunos otros, con una importante inversión en tecnología (por ejemplo, con herramientas de OCR) de manera semi- automática pero aun así con limitaciones y/o deficiencias.
En este sentido, es necesario que se establezca un modelo de factura "electrónica" que permita la captura de la información de manera sistémica, que sea útil no solo para el Fisco sino también para el propio contribuyente.
Lo mismo ocurre con los comprobantes de retenciones de impuestos, los cuales deberían ser estandarizados e implementados mediante comprobantes electrónicos que permitan la captura de la información de manera automática y sencilla.
Cabe advertir que una empresa operando en las distintas jurisdicciones provinciales está obligada a actuar en promedio en veinte (20) regímenes de retención/percepción y por otro lado, recibe comprobantes de retención y facturas con percepciones sufridas en un número similar de regímenes. En consecuencia, el procesamiento de documentos termina siendo voluminoso y significativo.
El establecimiento de un régimen armonizado y coordinado respecto de estos comprobantes "electrónicos" (como archivo de datos que se transfiere) provinciales y nacionales podría simplificar fuertemente el proceso para el contribuyente, que en la mayoría de los casos actúa muchas veces como agente recaudador y/o anticipa impuestos (por ejemplo, con la emisión de un solo comprobante de retención electrónico con todas las retenciones).
Así, la tecnología podría ser un medio idóneo para lograr ese objetivo y resolver un gran problema a todos los contribuyentes, simplificando procesos y disminuyendo tiempos y costos.