Mirta ingresó a la Firma el 1 de enero de 1986 como secretaria, faltándole pocas materias para recibirse de Licenciada en Administración (UBA). Al hacerlo, le ofrecieron varios puestos dentro de EY, pero eligió Recursos Humanos por el desafío que implicaba armar el sector desde cero, “Todo por aprender y además siempre me gustó una posición orientada hacia las personas”, nos cuenta.
En ese tiempo, también estaba formando su familia y le resultaba muy importante lograr un equilibrio entre la vida laboral y personal. Una de las cosas que más disfrutaba dentro de su tiempo libre era compartir con su esposo e hijas las distintas comidas y, como siempre le gustó cocinar, se hacía el tiempo para preparar las cosas ricas que les gustaban. Afirma: “Como me dijo una vez una señora muy sabia, cocinar es poner amor en la mesa”
En sus primeros años en EY, Mirta se destacó en el área de Recursos Humanos, alcanzando la gerencia. Sin embargo, su carrera dio un giro significativo en respuesta a cambios tanto globales como locales. Le ofrecieron la oportunidad de crear y liderar la gerencia de RSE y Sustentabilidad, una idea que la entusiasmó. Para ella, este nuevo desafío significaba un viaje continuo de aprendizaje y la posibilidad de contribuir al bienestar de las personas.
Ante esta nueva responsabilidad, volvió a la Universidad, participó en numerosas actividades y programas, desarrolló e implementó planes e hizo alianzas con otras organizaciones y empresas para lograr un mayor bienestar de la gente de EY y de la comunidad en general.
Durante todo ese tiempo, sus hijas crecieron y Mirta ganaba tiempo libre, así fue como decidió estudiar cocina, pero ahora de forma profesional, aunque para aplicarla como hobby. Lo que aprendía, si bien le servía para la organización de eventos y celebraciones en la Firma (tarea que siempre tuvo a cargo a lo largo de su vida laboral), al mismo tiempo lo disfrutaba con su familia.
Y un día llegó la pandemia, sus hijas ya estaban grandes con su vida organizada y ella, desde su lugar, veía muy de cerca todas las necesidades de la comunidad.
Desde EY, organizaban muchísimas actividades, programas y donaciones para ayudar en momentos tan complicados y Mirta colaboraba como voluntaria cocinando desde casa para ayudar a comedores infantiles y de la tercera edad. En una organización que creó un grupo de personas, comenzó a cocinar viandas una o dos veces por semana, que luego otros voluntarios/as recogían y entregaban en los comedores seleccionados.
Esta experiencia le resultó increíble, especialmente por la organización que había. "Era el bien organizado, era poner un granito de arena para que todos estuviéramos mejor", nos dice.
Hoy, mirando hacia atrás, está agradecida y orgullosa de ser parte de EY, donde creció profesionalmente haciendo un trabajo que le gusta, donde se sintió cuidada y puede cuidar a otras personas dentro de la Firma y en la comunidad. Y no se trata sólo de los demás; también le hace bien ella misma.