Trabajo hace más de 25 años, y en mi carrera he pasado por grandes empresas y diferentes formatos de trabajo. Sin embargo, jamás imaginé poder encontrar un balance tan hermoso entre mi pasión por la profesión y mi amor y función como mamá.
Esta nueva realidad que nos dejó la pandemia, ha creado un entorno mucho más saludable, compatibilizando perfectamente los roles de las personas. Ahora puedo despertarme con tranquilidad, preparar el desayuno sin urgencias, vestir a mis hijos para el cole mientras disfruto de un mate, cerrar sus camperas y saludarlos desde el umbral de la puerta de casa mientras se van al colegio; a la vuelta los recibo con un abrazo y un café con leche. Verlos acompañarme con el silencio y respeto mientras yo trabajo, es de un valor incalculable, ellos también aprendieron a generar este espacio entre nosotros.
Nunca pensé que pudiera compartir estos momentos en familia dentro de mi esquema de trabajo full-time. Valoro enormemente la confianza que EY deposita en mí y la libertad de asignarle el tiempo a las tareas de acuerdo con los objetivos y sus vencimientos.
Siento que en EY todos somos compañeros, independientemente del sector al que pertenezcamos. Somos una comunidad alineada a una cultura de bienestar, pasión por la excelencia y la tecnología al servicio de las personas.
Hoy siento que el trabajo es parte de mi vida como nunca antes, ya que me acompaña en mi desarrollo no solo profesional sino también personal. Poder complementar mi tiempo laboral con el personal es una de las cosas que más admiro de EY. Que la empresa nos acompañe como familia no tiene precio.
Y así como EY está en casa, mis hijos también visitan a EY en la oficina.