La diversidad, equidad e inclusión nos impacta a todas las personas — y todas las personas podemos tener un impacto. Basándonos en nuestros orígenes e identidades, formamos parte de diferentes grupos sociales.Los grupos en los que nos encontramos pueden significar una ventaja o desventaja profundamente arraigada en términos de acceso a recursos y oportunidades — y brechas en la forma en que nos perciben y evalúan.
Según la ONU, el 71 % de la población mundial vive en países donde la desigualdad ha crecido. Y las desigualdades entre grupos sociales, incluidas las basadas en la edad, el género, la raza, la etnia, la religión y la discapacidad, son omnipresentes tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo.
Abordar esas inequidades subyacentes requiere prestar más atención, aprendizaje continuo y reconocer y abordar las barreras con coherencia y enfoque.
Las desigualdades pueden estar enraizadas en dinámicas sociales, estructurales y situacionales, que pueden tener un impacto en los lugares de trabajo y las sociedades y hacer que las personas se sientan más como “outsiders” frente a “insiders” en el trabajo.
Por ejemplo, en algunas sociedades, las personas de ciertos orígenes o identidades pueden estar en mayor riesgo de discriminación, basada en dinámicas históricamente arraigadas. Las estructuras que definen cómo vivimos, trabajamos y operamos dentro de estas sociedades podrían reforzar estas dinámicas, haciendo que el acceso a las oportunidades sea desigual. Y situacionalmente, a través de las interacciones cotidianas, estas dinámicas pueden repetirse o reforzarse aún más.
En nuestras organizaciones, podemos trabajar para disrumpir estas dinámicas a través de cómo nos unimos y lideramos, las culturas que creamos, cómo asignamos y valoramos el trabajo, cómo evaluamos el desempeño y tomamos decisiones sobre ascensos y nombramientos. Tenemos la oportunidad de escuchar las experiencias de nuestra gente para reconocer mejor cómo se replican y refuerzan las inequidades de formas a menudo desapercibidas.
Por qué es necesario actuar ahora
En todo el mundo, estamos viendo un aumento de las tensiones sociales y políticas y una disrupción significativa. También hay una creciente sensación de polarización que hace que la gente se sienta más como outsiders.
Según la encuesta del Barómetro de Perteneciencia de EY a más de 5,000 personas adultas empleadas de organizaciones de todo el mundo, más personas se sienten solas y carecen de un sentido de pertenencia, lo que está impactando el bienestar físico y mental. Entre los grupos que se sienten más impactados se encuentran aquellos con discapacidades y la comunidad LGBT+, lo que agrava aún más el efecto de las desigualdades existentes.
Investigaciones previas de EY (a través de EY.com US) han demostrado que más de un tercio de las personas que trabajan sienten el mayor sentido de pertenencia en el trabajo, solo superados por su hogar. Esto enfatiza la oportunidad que tienen las organizaciones para construir entornos inclusivos y equitativos, dado el importante papel que juegan en la vida de las personas.
Lo alentador es que, en los últimos años, se están dando más conversaciones sobre el tema de la equidad, diversidad e inclusión. Es una expectativa creciente entre la fuerza laboral, y las empresas están prestando más atención para abordar las posibles inequidades — por ejemplo, aplicando una lente de equidad a procesos como el pago y las promociones.
Hoy en día, existen oportunidades para todas las personas — individuos y empresas por igual — de hacer más para abordar la discriminación, el sesgo y el racismo directamente, para ayudar a construir un mejor mundo de negocios.
Lo que hemos aprendido — el poder del storytelling
La diversidad, equidad e inclusión consiste en eliminar obstáculos, construir entornos más inclusivos y permitir el acceso a recursos y oportunidades para que todas las personas puedan prosperar.