El entusiasmo por la IA está en su punto álgido. ChatGPT, una herramienta de IA conversacional, puede escribir poesía, preparar discursos y realizar una extraordinaria variedad de tareas de investigación a la velocidad del rayo, desde el desarrollo de código hasta el copywriting. Desde una perspectiva corporativa, los ejecutivos han comprado la IA, con proyecciones de un mayor gasto a medida que las empresas de todos los sectores buscan aprovechar capacidades en las que la IA sobresale, como la automatización, la predicción y el modelado. El Global AI Software Forecast, 2022 predice que el gasto en software de IA personalizado y listo para usar se duplicará de 33 mil millones de dólares en 2021 a 64 mil millones en 2025 y crecerá un 50 % más rápido que el mercado general de software, con una tasa de crecimiento anual del 18 %.
Sin embargo, muchas empresas siguen esperando los verdaderos avances para las empresas y aún no han visto el valor esperado. En 2022, solo 22 % de las organizaciones en una encuesta de IDC informaron que la IA se implementa a gran escala como parte de la empresa. La promesa de la IA de cambiar los negocios y transformar la forma en que evolucionan los mercados aún no ha sucedido a escala.
Un desafío clave es que la capacidad de IA a menudo se desarrolla a través de iniciativas ascendentes, con Centros de Excelencia (CoE, por sus siglas en inglés) construyendo portafolios de proyectos enfocados en demostrar que la IA puede superar los procesos existentes. Estos suelen ser liderados por equipos técnicos pero desconectados del negocio en general. El problema es estructural, ya que las personas que encabezan los proyectos de IA tienden a controlar sólo una parte del flujo de valor; la forma multifuncional y multisilo de extraer y crear valor en la empresa. Para capturar realmente el valor, la IA necesita iniciar una transformación empresarial más amplia, lo que requiere un nuevo enfoque.