Oxígeno. Paisaje de viñedos y cordillera y un mundo paralelo entre esa obsesión por el dólar blue, la inflación galopante y las peleas políticas que hoy dominan la agenda de noticias. Eso es lo que se respira cuando se escucha el sonido del agua, se disfruta de la montaña y se siente a los miles de turistas que con sus distintos idiomas y tonadas valoran lo mejor de la Argentina, en un turismo que no deja de crecer. Allí, en el corazón del Valle de Uco, habita la familia Zuccardi, dueños de la bodega elegida como la mejor del mundo durante el 2019, 2020 y 2021, y que por haber sido reconocida durante tres años seguidos pasó al “Hall de la fama” vitivinícola internacional. Su management familiar tiene muchas diferencias respecto de otras compañías y seguro se convertirá en caso de estudio por la división de roles, la independencia en la toma de decisiones y el concepto de emprendedorismo.
“Para mí, con los cambios generacionales, las empresas familiares se refundan o se refunden”, dispara José Alberto, segunda generación de la familia, quien se incorporó a la bodega hace 47 años y la dirige desde 1992. “En nuestro caso la fórmula es que cada uno de los miembros de la familia que se incorpora -ahora la tercera generación- tiene su propio proyecto y de alguna manera nos refundamos”, agrega quien fue una pieza fundamental en la reconversión hacia la producción de variedades de alta calidad y la llegada de Santa Julia, nombre que emerge de su única hija. Ella es hoy la responsable de toda una nueva área de hospitalidad que incluye restaurantes, turismo enológico y ambiciosos planes de expansión. Sebastián y Miguel son ingenieros agrónomos pero cada uno con un rol bien definido. El mayor de sus tres hijos lleva adelante las fincas y es responsable de la búsqueda de los mejores terroirs. Fue además fundador de un proyecto de espumantes junto a un grupo de amigos, una unidad de negocios que la familia no tenía. Miguel, en tanto, decidió ingresar en el negocio de los aceites de oliva extra virgen y un nuevo concepto de elaboración totalmente disruptivo de varietales arauco, changlot y frantoio y posteriormente una línea de blends de alta calidad bajo la marca Zuelo.
En una nueva entrevista de “Hacedores que inspiran”, de LA NACION y EY, dan los detalles de su estrategia y sobre todo de cómo imaginan el futuro de un proyecto que desde la Argentina compite en el mundo.
Por José del Río
LA NACIÓN