El rol del sector agroalimentario
El aumento de la población mundial previsto para el futuro obligará a incrementar la producción agrícola de forma proporcional para asegurar la alimentación. Naciones Unidas estima que hacia 2050 la población mundial rozará los 10.000 millones de personas, lo cual indica que, para poder abastecer la demanda de alimentos, la producción deberá incrementarse en aproximadamente un 70 %. En dicho contexto, se vuelve necesario ampliar la superficie de tierras de cultivo, tanto de pasturas como de plantaciones, e intensificar el uso de subsidios para la producción.
Esta presión en el uso de los recursos naturales, sumado a un cambio creciente de paradigma a nivel global donde la sociedad demanda materias primas de mejor calidad, producidas bajo procesos transparentes y de bajo impacto ambiental y social, guía a las empresas del sector agroalimentario a la adhesión e implementación de iniciativas que demuestren el compromiso por la producción sostenible, la calidad e inocuidad de los productos, la trazabilidad a lo largo de toda la cadena de suministro y la inversión en tecnologías más limpias. La llamada “bioeconomía” acompaña el cambio de paradigma antes mencionado, al incentivar actividades que hacen uso de bio-innovaciones, basadas en fuentes, materiales y procesos biológicos para generar un desarrollo económico, social y ambiental sostenible.
Las empresas agroexportadoras adoptan actualmente distintas certificaciones de carácter voluntario que son exigidas para su ingreso a determinados países de destino. Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), en el 2021 el 67 % de las exportaciones de bienes correspondieron a exportaciones agroalimentarias y de agroindustria, siendo los países de destino lugares en donde las exigencias regulatorias en materia de medio ambiente y de ESG son cada vez más sólidas y estrictas.
Estas certificaciones se orientan a garantizar principalmente la calidad alimentaria, cultivos ecológicos y biológicos, las buenas prácticas agrícolas implementadas, así como también el acceso a nuevos mercados cada vez más competitivos y exigentes en materia de ESG (por ejemplo: GlobalG.A.P., BRCGS, HACCP, Tesco Nurture, Sedex, Fairtrade, USDA Organic, Rainforest Alliance, entre otras).
Asimismo, la inversión en tecnologías más limpias a nivel nacional ya cuenta con empresas que han obtenido la certificación de carbono neutralidad y empresas que han comenzado no solo a medir su impacto sino también a compensarlo a través de la compra de bonos de carbono. Los distintos lineamientos de medición y compensación de emisiones de gases de invernadero actualmente están liderando los temas de sustentabilidad a través de los distintos disclosures de información utilizados.
Por último, tanto nacional como internacionalmente, se está trabajando e invirtiendo en el desarrollo e investigación de técnicas de precisión, de productos orgánicos, diversidad genética y programas que mejoren el registro de trazabilidad de los productos, garantizando la inocuidad de éstos en toda la cadena de valor.
Lo que se viene
La regulación en materia de reporting ESG se encuentra en continuo crecimiento, y cada día aumenta tanto el interés como el control de organismos reguladores de los principales mercados internacionales. Si bien las cuestiones relacionadas con ESG se consideran hoy riesgos materiales para las empresas, un análisis liderado por the Internal Audit Foundation y EY demostró que solo el 51 % de las organizaciones que informan sobre ESG alcanzan algún tipo de aseguramiento independiente, lo que representa un gran reto y desafío futuro. No solo es importante generar información y publicarla sino también poder garantizar al usuario la transparencia y fiabilidad de los datos a través de un proceso de verificación.
Los equipos de EY actualmente están trabajando en un enfoque diseñado para permitir a las empresas del sector de agronegocios identificar, gestionar y medir los activos intangibles, que a menudo son los mayores contribuyentes del éxito de la organización mediante la conexión entre activos tangibles e intangibles, y cómo esto contribuye a la creación de valor a largo plazo. Los servicios que ofrece EY incluyen la amplia gama de necesidades de las empresas y tienen como principal objetivo ayudar a convertir la información estratégica en avances de negocio.