Prioridades geoestratégicas para gestionar estos riesgos
¿Cómo deberían las empresas gestionar estos riesgos políticos? Si bien las consideraciones geoestratégicas específicas difieren para cada una de ellas, hay cinco medidas generales que los líderes deberían tomar para gestionar el riesgo político en el año siguiente:
1. Vigilar dinámicamente el entorno de riesgo político de la empresa.
Incluir los riesgos políticos como parte del registro de riesgos de la empresa u otros procesos de identificación de riesgos y luego supervisarlos dinámicamente durante todo el año. Esto será especialmente importante en 2021, dados los altos niveles de incertidumbre política y de políticas generados por COVID-19. Dos riesgos clave que deben ser objeto de seguimiento, ya que es probable que evolucionen a medida que avance el año, son el reajuste de las políticas de los Estados Unidos y la situación de la deuda en diversos mercados emergentes.
2. Evaluar cómo estos riesgos políticos podrían afectar a la empresa.
Modelar el impacto de los posibles eventos de riesgo político en las funciones comerciales clave, como los ingresos, la cadena de suministros, los datos y la propiedad intelectual. Es prudente hacer una evaluación regular de cómo la evolución de las relaciones entre EE.UU. y China afecta a la empresa. Y la geopolítica de la tecnología y los datos también justifica una evaluación minuciosa, ya que algunos ejecutivos pueden no ser conscientes de la amplitud del impacto de este riesgo en sus negocios.
3. Incorporar el análisis de riesgos políticos en las decisiones estratégicas.
Utilizar el análisis de escenarios sobre los riesgos políticos para captar la incertidumbre asociada a su trayectoria en los próximos años y fundamentar las decisiones estratégicas — incluidas las entradas y salidas del mercado, fusiones y adquisiciones, y otras transacciones. Esto es particularmente importante en el entorno actual, en el que COVID-19 actúa como un gran acelerador de las tendencias geopolíticas. Por ejemplo, es probable que la forma en que se desarrolle la dinámica geopolítica en el Indo-Pacífico y la búsqueda de autonomía estratégica por parte de la UE en 2021 afecte al entorno empresarial mundial en los próximos años.
4. Comunicar y coordinar la gestión del riesgo político en toda la empresa.
Como se revela en nuestra encuesta Geostrategy in Practice 2020 de los ejecutivos mundiales, con demasiada frecuencia la identificación, evaluación y gestión de los riesgos políticos se encuentra aislada dentro de varias funciones comerciales. Las empresas deberían aprovechar los equipos multifuncionales y las lecciones aprendidas de la gestión de crisis de COVID-19 para permitir una mejor comunicación sobre los riesgos políticos derivados de la pandemia. Esa coordinación también debería contribuir a fomentar una mayor agilidad y flexibilidad en las operaciones de la empresa, otra capacidad que se ha agudizado con la pandemia.
5. Aprovechar las relaciones con los stakeholders para gestionar el riesgo político.
La opinión pública y la intervención política continuarán apuntando a las empresas en una variedad de cuestiones. Pero las relaciones de su empresa con los encargados de formular políticas, los empleados, los clientes, las organizaciones no gubernamentales (ONG), los grupos comunitarios y otros stakeholders pueden aprovecharse para gestionar los riesgos políticos, convirtiendo a menudo los posibles desafíos en oportunidades. Esto es particularmente cierto en el caso de las políticas climáticas cambiantes, el neoestatismo que conforma las economías nacionales y el aumento del malestar social en diversos mercados. Las empresas deberían hacer participar proactivamente a los stakeholders en estas cuestiones.